19 jun 2019

Francho Aijón presenta "Su casa es suya"




El sábado 22 de Junio, a las 12h, se presenta en Microteatro Por Dinero, en Malasaña, el libro de Francho Aijón Su casa es suya, una comedia de enredos en las que son protagonistas dos chicos que pretende quedarse una casa de renta antigua aunque eso le cuesta le vida a la anciana (y pérfida) propietaria.

P.- ¿Cómo surge la idea de escribir Su casa es suya?
R.- Tuve una idea hace tiempo para una pieza breve y nunca encontraba tiempo para desarrollarla. La tenía con un título provisional "Dos compañeros de piso esconden  el cadáver de su casera". Finalmente, después de darle muchas vueltas, y pensar posibles tramas, puse a FRAN y HUGO a dialogar, sin tener muy claro hacia dónde iría la historia. Sus propios caracteres me llevaron a ponerles en una situación límite, una decisión sin vuelta atrás, y empecé a notar que estos dos personajes podrían funcionar en una comedia de enredo al puro estilo Siglo de Oro, mentirosos que sólo salen de una mentira con otra más gorda, también pensé en esas comedias británicas tipo "Un cadáver a los postres". Metiendo un muerto en la ecuación, conseguía darle un giro más oscuro, y me encanta la comedia negra, esa comedia que no se toma la molestia de agradar. Por eso inicié un proceso de escritura y reescritura en el que, cada vez que avanzaba en alguna trama, tenía que deslizarme al principio para replantear el "planting" de las escenas. Cuando escribes textos más cortos, el desarrollo de los arcos y de los enredos están más sostenidos en el tiempo, pero cuando la obra excede de veinte páginas tienes que tramar con mucho más cuidado para no dejar nada suelto, me gustan las comedias en las que la situación de partida es el desencadenante y la consecuencia de un lío que se podría haber evitado con una elección distinta. 

P.-Estamos en una casa de renta antigua con inquilinos dispuestos a todo por un piso barato en la gran ciudad. ¿Es una obra de teatro con influencias picarescas?
R.- Sí, los inquilinos usan la picaresca, pero como pícaros literarios. Ahí, el pícaro no es malo, sólo elige mal, siempre empujado por unas circunstancias sociales precarias con las que empatiza el espectador. Muchas veces se usa el término "picaresca" como un argumento de disculpa frente a la tremenda corrupción de este país,  y no estoy de acuerdo. Las condiciones sociales de esos "pícaros" de la política y sus compinches empresariales son muy cómodas, no hacen valer el engaño para sobrevivir, más bien lo hacen para mantener cotas de poder e influencia y aumentar sus fortunas, por eso la gente se escandaliza cuando ven esas noticias y les desean lo peor. Cuando lees un pasaje de "El lazarillo de Tormes" en el que  el lazarillo engaña al ciego, sabes que eso está mal, pero sabes que el pobre lázaro no tiene mejores opciones. Mis personajes no quieren un piso para venderlo, ni por el lujo que eso supone, duermen en el sofá y detrás del sofá, ellos lo quieren porque no pueden aspirar a nada más.

P.-¿Comedia, comedia por saturación, drama cómico?
R.- Muchas veces la comedia llega cuando pasan demasiadas cosas a la vez y en un reducido espacio, que se lo digan a Ionesco, a los hermanos Marx, a Chaplin, a Karl Valentin. Tanto en la verborrea como en la acción física, el ir más allá siempre es una opción cómica. En mi caso, cuando me planteé "Su casa es suya", la aparición de nuevas dimensiones alrededor de la casa (un vecino cotilla, por ejemplo) suponían nuevos retos y un mayor trajín de personajes en escena, que tras líos y complicaciones varias, acaban todos  implicados de una manera u otra en un acto criminal, la muerte de la casera. Una muerte, por otro lado, por causas naturales. Y sí, siempre hay drama, como en toda comedia, porque los personajes están tan absortos en sus pequeñas miserias que muchas veces no parecen tener una pizca de humanidad. Algo que me llamó mucho la atención en Madrid, al poco de llegar, fue ver a un hombre tirado en el suelo que gritaba para que alguien le ayudara, y nadie lo hacía, yo lo hice, y por lo visto la excusa de los transeúntes de esa concurrida avenida, para no socorrer a ese hombre fue que era un sintecho. Esa humanidad que se nos presupone, cuando tenemos tantas cosas deshumanizadoras en la cabeza, nos pone delante de problemas evitables con tan sólo un arrepentimiento, un perdón, una mano, en definitiva con la aplicación literal de la palabra empatía, eso de ponernos en la piel del otro. Atendiendo a ese carácter dramático, hago ese alegato final, ese final apoteósico, en el que la anciana, que ha sido utilizada por todos para esconder sus mentiras, les pide algo a cambio, que se resume con: humanidad. 

P.-Llevas muchos años en los escenarios españoles. ¿Cómo influye esta experiencia al decidir publicar un texto teatral en libro?
R.- Siempre estrenas o intentas estrenar lo que escribes. En cuanto vi el número de actores y las condiciones mínimas de escenario que exige esta comedia, entendí que el camino no podría ser únicamente la visita puerta a puerta, mail a mail, a todos los productores que convengan cogerme el teléfono. Tampoco quiero asustar a posibles inversores, no es necesaria una superproducción para ponerla en marcha, pero no tengo recursos para levantar el proyecto, si quiero trabajar en condiciones profesionales. Cuando recibí la propuesta de Ediciones Irreverentes no me lo pensé. Sabía que lo que necesita SU CASA ES SUYA es presencia, confío mucho en la lectura de este texto, y en cuanto a todo lo demás que he escrito, siempre he tenido la tentación de recopilar y publicar, y de lo que he seguido escribiendo, pero de momento están todavía en edad de merecer y de ser actuadas, si llegara el caso.  La publicación de un texto teatral ha puesto de manifiesto mi intención de dedicarme a la literatura dramática, me ha exigido tantas revisiones de mi propio texto que he deseado la muerte a la literatura universal y me ha hecho tomar conciencia de la importancia de contar con un equipo que trabaje con inteligencia y eficacia en la parte editorial. Pero sobre todo, me ha merecido la pena, porque salgo con más kilos de experiencia de los que uno, a priori, piensa que va a engordar en una experiencia así. Me explico. Siempre se dice que el texto teatral se escribe para ser representado, bueno pues cuando esto no puede ser, enfrentarte a la publicación con todos los vericuetos y entretelas de la edición literaria, te permite crecer como autor y, además te posiciona.
  
P.-¿Tiene algo que ver el Francho Aijón que empieza en el mundo del espectáculo con el respetable autor que publica libros y diserta ante un público expectante?
R.- No. Antes era un listillo. Ahora ya sé que no sé una mierda... con perdón. Siempre me he reconocido escribiendo. Desde que tengo memoria, leo y escribo. Estudié arte dramático. Cuando empecé con las actuaciones lo hice con The Sinflow y escribía con Gerald B. Fillmore y Ricardo Ibáñez, hacíamos una comedia muy gamberra, absurda y sin complejos. Actuábamos en cafés teatro y eso nos permitía improvisar mucho, unas veces para bien, otras no tanto. El ejercicio de escritura era muy caótico y no nos planteábamos ninguna técnica, esto ya me había pasado con la poesía. Si bien es cierto que recogimos cierto éxito y reconocimiento en el sector underground, primero de Zaragoza y luego en Madrid, pensábamos que para dar más de sí teníamos que estudiar algo relacionado con las estructuras dramáticas. Mi faceta autodidacta estaba agotada. Así que estudiamos guion de cine y televisión, algo que nos despertó el interés por unos textos más limpios y perfeccionados. Ahora sí podía volver al disfrute de la lectura como aprendizaje, y mi faceta autodidacta empezó a ser más fructífera que nunca. Después The Sinflow se quedó en dos elementos, Gerald y yo, hasta la fecha, en la que seguimos escribiendo textos relacionados con la comedia y la política, tipo John Oliver, e imparto clases de escritura dramática a futuros actores a los que pico con mi viperina pasión de escritor dramático, también sigo una formación autoimpuesta de la que espero sacar el mayor jugo posible, huyo de lo academicista por pereza, me agotan los profesores que son como peonzas intelectuales, o el historicismo universal de los acontecimientos literarios.  Por otro lado, lo de respetable me suena a viejo o carca. No creo que me merezca ningún respeto más allá del que merezco como persona. Me gusta llenar un escenario, por pequeño que sea, y saber que se ríen o sufren con mis propuestas. Nunca he sido un tipo de gusto fácil, ni de comedias mayoritarias, no lo he sido por gusto y por obra, así que animo a que se me respete poco. 

P.-¿Has imaginado la puesta en escena? ¿En qué tipo de teatro ves la obra y con qué planteamiento escénico?
R.- ¡Cómo pa' decir que no! Me la imagino con el loft diseñado como para una viñeta de cómic, tanto el mobiliario como los colores, y lo veo en un teatro con solera cómica. Un Teatro Lara en la sala principal me vendría muy bien. Ahí lo dejo.


Entrevista a Julio Escalada por "El peso de la religión"


P.- ¿Cómo surge la idea de escribir El peso de la religión?
R.- Varias razones se encuentran detrás de la escritura de este texto. En primer lugar, mi interés por la historia y por el dogma de las religiones en general y, especialmente, de los tres grandes credos monoteístas. Por otra parte, confusión que se produce al identificar (sin fisuras) religión y espiritualidad; también la fascinación ante la ritualidad. Pero, y sobre todo, el deseo de reflejar las distorsiones entre el contenido espiritual y la organización que intenta manejarlo a aquel.
P.-¿Es el mundo que nos planteas una farsa en la que hay tres grandes grupos: los dueños de todo, gente que lucha por sobrevivir y explotadores?
R.- No me ha movido la denuncia sociológica, en sentido explotadores contra explotados. Intento plasmar la distorsión entre lo que el ser humano siente y piensa y sus realizaciones, y por ello elijo la comedia. La distorsión está en la base del género cómico. 
P.-¿Cómo presentas a las religiones de tu libro?
R.- Con máximo de consideración y mínimo de reverencia.
P.-Estudiantes de conservatorio, artistas… deben arriesgarse para mantener el espectáculo de los poderosos. ¿Hay algún paralelismo con la realidad?
R.- No tengo una consideración, en general, demasiado buena, elevada… de los seres humanos. Todos somos –mejor dicho–, nos creemos “poderosos” en un momento dado y no nos privamos de hacer ostentación – espectáculo– de él: Un profesor, un banquero, un estudiante, un artista, un cliente de bar, un bedel... da igual…. Pero existen personas buenas, buenas con mayúscula. Plenos de bondad. ¡Qué suerte la suya! y la de los que tenemos la ocasión de estar cerca de ellos.
P:-¿Cómo autor, en qué modo te influye tu experiencia como profesor de la RESAD y el contacto con las nuevas generaciones del teatro español?
R.- Aprendo de mis alumnos, cada día; de todos: de los brillantes y de los menos brillantes; de los trabajadores y de los tramposos; de las buenas personas y de los menos buenas personas. Al finalizar el curso no me duelen prendas de hacérselo saber.  Asimismo, al ser más jóvenes, desde el punto de vista dramatúrgico me ponen en contacto con espacios de creación a los que no tengo tanto acceso. Pero sus aportaciones las pongo en cuarentena. Muchas de ellas, pareciéndome en un primer momento fascinantes, pueden ser flor de un día o, incluso, el tiempo las deja en el terreno del “bluf”.
 P.-¿Qué evolución como autor tienes desde “Primavera”, “Verano”, “Invierno” o “Te vas me dejas y me abandonas” hasta El peso de al religión?
R.- La Tetralogía de las Cuatro Estaciones, junto a Te vas… (en realidad Mutis)  fueron producto de un ansia de amor, de su encuentro y regocijo. En el borde, resultó por la imagen dislocada de seres humanos concretos metidos en una dialéctica poderosos- indigentes (aunque todos perversos). El peso de la religión continúa el mismo camino, la dislocación; Al igual que mi reciente obra: El banquete del minotauro. Reflejar la deformación, la locura y lo perverso del ser humano.
 P.-¿Qué importancia le das a haber ganado con ella el XII Premio El Espectáculo Teatral?
R.- Me prodigo poco como autor, la docencia me lleva mucho esfuerzo. Tengo poco tiempo para escribir y soy lento en llevar a cabo una obra. El premio constituye un espaldarazo a muchas días y horas de búsqueda… a un proceso “doloroso” de seis meses.
 P.-¿Has imaginado la puesta en escena?
Sí, claro. Yo vengo directamente del mundo de la escena “física”, treinta años dedicados a la actuación y finalizada a la edad de 45, hace ya diez años. Siempre escribo con la visión de los personajes en escena, con sus voces.  Una vez se abrieron las puertas de CDN a mi obra Invierno (Premio SGAE) que, por un relevo en la dirección, se frustró. Soy muy tímido y me atreví a llamar –muy discretamente–  en otra ocasión esa vez ni tan siquiera hubo una diplomática respuesta. Tengo una buena opinión del nuevo director, me gusta mucho lo que he visto de él, quién sabe… quizá llame otra vez. Hablo de CDN porque El peso de la religión… es una obra que solo con ciertos medios se puede poner en escena. 


17 jun 2019

Entrevista a Javier Durán por "Capullo, quiero un hijo tuyo"


P.- ¿Cómo surge la idea de escribir Capullo, quiero un hijo tuyo?
R.- La idea de la obra nace de combinar dos situaciones que vivo a mi alrededor. Al pasar la treintena, hay cierta polarización de mis amistades entre las personas que quieren formar una familia y las que quieren prolongar la adolescencia y vivir con pocas responsabilidades. Entre las primeras, llaman mi atención algunas parejas de mujeres que están llevando a cabo costosos procedimientos para quedarse embarazadas, y veo el drama que supone no llegar a conseguirlo. Entonces se me empieza a ocurrir que sería interesante acercar esos dos mundos y desarrollo la trama en la que las dos mujeres se lanzan a la caza del donjuán como último recurso desesperado para ser madres.

P.- Capullo, quiero un hijo tuyo se estrenó en 2016 en Sala Cero (Sevilla) y desde entonces se mantiene en cartelera con éxito y risas. ¿Cuál ha sido la clave?
R.- Por los comentarios que deja el público en Atrápalo, parece que llama la atención positivamente el hecho de que sea una comedia con un trasfondo humano muy actual. Al público le gusta ver a personajes cercanos a las personas con las que convive. Muchas personas dicen que se sienten identificadas con varios de los personajes. Además, y esto es fundamental para sostener la comedia, el elenco hace un trabajo extraordinario.

P.-¿Se ha reescrito mucho la obra, con la respuesta del público, antes de llegar a ser libro?
R.- La trama principal no ha cambiado nada, pero sí que se han incorporado bastantes réplicas que han nacido en el escenario, de improvisaciones o incluso de errores de alguno de los actores o las actrices. Con cada representación el texto se enriquece.

P.-¿Cómo reacciona la gente ante las dos mujeres que quieren ser madres y acaban buscando un macho de ocasión que las preñe? ¿Ves empatía en el espectador?
R.- Sí, la gente se identifica mucho, porque, aunque es una comedia, he tratado de que no se fuercen las situaciones, y eso genera un clima de cotidianidad que acerca mucho la historia al público.

P.-Las ideas cambian más rápido que nunca; la visión social del feminismo, la homosexualidad, las parejas abiertas, la procreación, el papel del varón, no tiene casi nada que ver con la de hace 20 años. ¿Cómo lucha el autor con esos cambios?
R.- Los abrazo con ilusión. Me encanta ver cómo el feminismo gana cada vez más fuerza, y celebro que las diferentes formas de amarnos tengan cada vez más aceptación. En cuanto a mi aportación a esa lucha, quiero pensar que los relatos contribuyen a esa normalización, pero la parte más importante está sin duda en la calle.

P.-¿Qué evolución ves en ti como autor desde que te lanzaste a esta profesión?
R.- He aprendido mucho a nivel técnico y formal, y ahora siento que tengo más recursos y me permito experimentar con fórmulas menos convencionales. En cuanto a la temática, trato de mirarme menos el ombligo y escuchar lo que sucede a mi alrededor para escribir sobre asuntos más universales.

P.-¿Cómo es la puesta en escena de  Capullo, quiero un hijo tuyo ¿La has imaginado diferente cara a salas comerciales?
R.- La puesta en escena de la obra es la mejor que podemos tener con un presupuesto tan limitado. Hacer teatro en el off requiere de mucha creatividad para lidiar con la austeridad. Para salas comerciales de más envergadura le vendría bien una nueva producción que permitiera renovar sobre todo la escenografía y el vestuario, que sufren mucho con tantas funciones.