P.- ¿Tu Dante es el personaje histórico o
hay alguna libertad necesaria para la acción?
R.- La obra se
sitúa en un momento concreto, entre finales de 1301 y principios de 1302, en
que se produce una doble condena de Dante. No olvidemos que la primera condena
es de exilio y la segunda es una condena a muerte. Para construir el personaje
de Dante me he servido de la investigación histórica, de la lectura de libros
de crítica sobre la figura del poeta, pero también me he dejado llevar por la
intuición y la imagen que procede directamente de la lectura de la poesía de
Dante. El resultado, lógicamente, es un personaje a medio camino entre la
realidad y la ficción.
P.- Solemos tener una imagen idealizada de
Florencia. ¿La Florencia retratada es tan cruel como la de la realidad?
R.- Hay que
tener en cuenta que Italia como tal no existía a principios del siglo XIV. Las
ciudades italianas funcionaban más o menos como Estados independientes. La vida
en las ciudades está marcada por conflictos políticos y religiosos. Y Florencia
no escapa a ello. A todo esto hay que unir el enfrentamiento entre el Papado y
el Imperio, entre los partidarios del poder papal y los partidarios del poder
imperial, un enfrentamiento típico de la Edad Media. Para complicar aún más el
asunto, en la obra de teatro he imaginado que, en el momento en que se produce
la marcha de Dante, Florencia está afectada por un brote de epidemia.
P.-¿Qué facciones eran las de los blancos y
los negros?
R.- Para
resumirlo de forma sencilla, podemos decir que eran como dos facciones
políticas que trataban de controlar la ciudad de Florencia. La facción de los
blancos era más cercana a las necesidades de las clases bajas y populares,
mientras que los negro eran algo más aritocráticos. Dante pertenecía a la
facción de los blancos, y el año anterior a a su exilio había sido prior de la
ciudad, el cargo político más importante, lo cual quiere decir que los blancos
controloban la ciudad. Precisamente, el exilio de Dante se va a producir en el
momento en que los negros, con el apoyo del Papa, pasan a dominar Florencia.
P.-¿Es una obra que permite un montaje
espectacular y al mismo tiempo uno para teatro comercial?
R.- Creo que se
pueden manejar las dos opciones. Ciñéndonos al texto se puede hacer un montaje
sencillo y yo creo que incluso se podría rodar una pequeña película al modo
como hizo Louis Malle cuando filma "Vania en la calle 42" basándose
en el texto de Chejov y filmando el ensayo de los actores en el escenario.
También, lógicamente, con mayores medios escénicos se podría hacer un montaje
espectacular. Caben las dos opciones.
P.-¿Cómo es el Papa Bonifacio VIII que
vamos a encontrar en esta obra?
Es un individuo
muy sutil, que trata de mover los hilos, que pretende utilizar a Dante para sus
intereses políticos. Y emplea al cardenal Matteo d'Acquasparta como
intermediario, como elemento de choque. Por eso, el cardenal es un personaje
más visceral, más colérico. Sin embargo, el pontífice rara vez se altera.
P.- ¿Podemos esperar que El exilio de Dante
llegue a escena? ¿Qué sería necesario?
R.- Está obra
está concebida para pocos actores. Pero hay un requisito imprescindible: un
gran actor en escena. La obra está saturada de monólogos larguísimos, de una
suerte de lamentaciones de Dante que exigen la presencia de un actor que tenga
ganas de interpretar a un gran personaje. Por lo demás, sería necesario el
apoyo de un productor.