Aunque vivan muy lejos, aunque estén muertos. No pasa un día sin que un padre y una madre hablen de sus hijos, de sus padres, de sus hermanos muertos o exiliados a otro país, o desaparecidos. No pasa un día sin que piensen en sus familiares ausentes, sin que hablen o quieran hablar con ellos, con los vivos y con los muertos.
Es una necesidad y una riqueza.
Sobre esta base parte la obra de Sergi Belbel, que ha editado la editorial Ñaque, de Ciudad Real.