Es la primera vez que Francisco Nieva publica en forma de libro independiente, incluyendo sus dibujos, “Manuscrito encontrado en Zaragoza”, comedia mágica basada en la novela homónima de Potocki, por la que Nieva recibiera el Premio Nacional de Literatura Dramática. Es la versión definitiva de la obra, corregida por el autor antes de ser representada y publicada. Según Nieva “al escribirla fue como si despertaran muchos sueños de adolescente, turbios y encantadores sueños, sueños de transgresión y de trato placentero y culpable con el diablo”.Es medianoche. Sobre un montón de cojines y tapices posan juntas, a la morisca, las seductoras hermanas Emina y Zibedea. El cuadro es perturbador. Un laberinto de lamparillas con lengüecitas centelleantes alfombra el suelo. Todo lo envuelve una niebla dorada. Su deseo es seducir al primo de ambas, el caballero hispano tudesco Alfonso de Worden. Es el arranque de “Manuscrito encontrado en Zaragoza”, novela mágica, laberíntica, escrita al modo de los decamerones. Nieva centra su historia en la pasión de las hermanas moriscas Emina y Zibedea por Alfonso de Worden y pretende trasladar a la escena “el clima misterioso y perverso que se impone al principio del libro. Al escribirla fue como si despertaran muchos sueños de adolescente, turbios y encantadores sueños, sueños de transgresión y de trato placentero y culpable con el diablo”. Nieva se escribió una obra de magia o de “linterna mágica” que atrapa al lector en la sensualidad y el pecado, que transmita el estado de inquietud y congoja ante el miedo a la venganza del Islam. Amor, magia y muerte son los ingredientes de esta obra llena de calor, exotismo y transgresión. Según Nieva el “Manuscrito encontrado en Zaragoza está lleno de estampas de pesadilla goyescas, de imágenes costumbristas a lo Villaamil. Es una obra que requiere una interpretación no sólo literaria, sino también pictórica, con vientos y nubes que son recuerdos del Greco, de Zuloaga o del preciosismo morisco de Fortuny”.Nieva, hace una versión libre de la novela homónima escrita por el conde polaco Jan Potocki. Esta novela, una de las principales joyas de la literatura fantástica de todos los tiempos, impresionó profundamente a Nieva. “Manuscrito encontrado en Zaragoza” es un libro apasionante, involucrante, mágico, árbol frondoso de aventuras, sazonado por el misterio, la muerte y el diablo en la España del siglo XVIII, con majos, inquisidores, marquesas y endemoniados. Francisco Nieva no sólo ha hecho una versión, sino que la ha dado imagen, como se puede comprobar en los dibujos que aparecen en el libro: “Aunque la novela íntegra es inadaptable me propuse trasladar a escena el clima de ensueño perverso, el misterio que surge desde el principio del libro. Es una versión muy libre, pero tan afortunada que me supuso el Premio Nacional de Literatura Dramática. El hecho de que el Centro Dramático Nacional me propusiera llevarla a escena me pareció muy interesante, porque me ofrecía la posibilidad de volver a ser el pintor que siempre me ha gustado ser. Al ser escenógrafo espero que no haya sido un error ilustrar mis propias ideas”.
Francisco Nieva (Valdepeñas, 1924). Marcha a París en 1945, donde se relaciona con Ionesco, Beckett y Adamov. En 1976 triunfa con la obra “Sombra y quimera de Larra”. En 1980 recibe el Premio Nacional de Teatro por la adaptación de la obra de Miguel de Cervantes “Los baños de Argel”. En 1986 es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Su versión de “Manuscrito encontrado en Zaragoza”, le proporciona el Premio Nacional de Literatura Dramática, premio que recibe el mismo año que el Príncipe de Asturias. En 1996 recibe la Medalla de Oro de las Bellas Artes
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